Saturday, July 16, 2011

XLV. El Despertar del Rey

Paris - 1682

Donde se relata como una mosca se para en una teta desnuda de una vicomtesse de quien sabe qué.


Imaginaos que sois una mosca.  De estas hay muchas en el Louvre, revoloteando alrededor de cortesanos, favoritas, mariscales de Francia, cardenales, etc., pues el bañarse era entonces (y tal vez hoy) algo que rara vez hacían los franceses

Entrad al aposento del rey, cual si fuerais mosca todavía, siguiendo al gran chambelán del palacio.  Son las 7:59 de la mañana.  La recamara real es inmensa.  Hay un barandal barroco que la divide.  La cama del rey tiene un pabellón coronado por una alegoría de Francia.  Esta es, entonces, la que vela el sueño del rey.  Un ronquido suave se escucha. 

El chambelán hace una caravana ante la cama del rey (este sigue roncando) y se dirige a un ventanal.  Abre las cortinas y revela un magnifico vitral por el cual penetra la luz del sol.  En el patio, atentos al movimiento de la cortina, unos músicos suenan una fanfarria del Orfeo de Monteverdi.

--Despertaos majestad –le dice quedamente el chambelán al rey. 

Junto a este dormita una de tantas hermosas mujeres que adornan la corte y con que el rey acompaña su sueño, la vicomtesse de no sé qué, cuyo marido considera un gran honor ser cornamentado por el rey.  Una mosca se posa en una de las magnificas tetas de la mujer.

Una procesión de nobles y pajes entra al aposento real y se colocan tras del barandal.  Nadie habla aunque hay caravanas y reverencias calladas.  El zumbido de las moscas es todo lo que se oye.

El rey se incorpora y bosteza (y a punto esta de tragarse una mosca).  El rey está desnudo pero no cubre sus vergüenzas.  Los reyes no tienen por qué preocuparse de tales detalles que atormentan a la plebe. 

Luis XIV tiene 44 años.  Todavía no echa panza.  Los cortesanos, detrás del barandal, hacen una caravana al hombre desnudo mientras este se rasca los sobacos.

Un noble lujosamente vestido, en cuyas venas corre la más noble sangre de Francia, se aproxima con una bacinica de oro.  La presenta al rey y la sostiene mientras el rey vacía la vejiga en esta.  Hay salpicaduras.  Acabado el proceso, el noble hace una reverencia y se lleva el bacín cuidando de no derramar el contenido.  Lo acompaña un cortejo de moscas.

--¿Desea su alteza obrar? –pregunta el gran chambelán.

--Oui.

Otro par de nobles se aproximan cargando una especie de litera que contiene un excusado.  El rey se sienta en este.  Un pedo, oloroso, anuncia el inicio del proceso. 

Habiendo acabado, el rey se para y espera. 

--Por favor, alteza –dice uno de los nobles.

Luis XIV se inclina levemente mientras los nobles con blanquísimos y mullidos trapos le limpian los glúteos y el ano.  Acto seguido, estos nobles depositan estos textiles manchados en una canasta que saca, con igual gravedad y dignidad que el que se llevo la bacinica, otro noble.  Finalmente los nobles levantan la litera con el excusado y la sacan también, acompañados por un coro celestial de moscas zumbando.

Acto seguido el rey se sienta, todavía desnudo, ante la audiencia.  El gran chambelán hace una señal.  Las puertas se abren y entra un verdadero Hercules, sargento de la guardia del rey, igual desnudo.  El hombre hace una caravana frente al rey y se pone a hacer lagartijas frente a este.

Al llegar a las cien lagartijas el rey hace una señal.  El Hercules se incorpora, hace una caravana, y se retira.  Un noble le seca el sudor (inexistente) de la frente al rey.  Tal vez ustedes los plebeyos se admiren de esto pero debéis entender que el rey no se va a rebajar a hacer ejercicio si tiene quien lo haga por el.

Tened un criterio amplio, os lo ruego, y considerad además el beneficio social.  El Hercules en cuestión recibe un generoso sobresueldo por hacer esto.  Así pues, no solo su bolsa sino también su salud se benefician.  Poco entienden, por su necedad y jacobinismo obtuso, sobre estos menesteres los que aseguran que las republicas son superiores a las monarquías.

Acto seguido el perfumero real le da al soberano a escoger entre varias fragancias.  El rey escoge una y es entonces sahumado con esta.  El usar cantidades industriales de perfume es una necesidad en la corte.  Como os advertí, el baño no es común en la Galia desde la caída del imperio romano. 

Siguen entonces los modistos y peinadores.  Todo el proceso toma un par de horas más, atestiguado pacientemente por los cortesanos que aprueban con murmullos el buen gusto del rey.  Es casi el mediodía cuando el rey se presenta, finalmente vestido, a desayunar.  Esa ceremonia, a su vez, tiene sus simbolismos y modos pero os excusare de sufrir los detalles.  Huelga decir que a las doce puntualmente el rey esta listo para administrar los negocios de Francia.

--¿Cuál es la bitácora para hoy? –pregunta el rey mientras espanta una mosca.

--Primero, alteza, recibiréis al embajador de Austria.  Este os viene a felicitaros por vuestro cumpleaños.

--¿No viene a declarar la guerra?

--No esta vez, mi señor, es tan solo visita de cortesía.

--Lastima, siempre me entretiene una buena guerra, sobre todo si corren ríos de sangre.  ¿Qué más?

--El arquitecto, Monsieur Merlot, os desea poner al día sobre diversas obras.

--No.  Posponedlo.  No estoy de humor.  ¿Qué más?

--El sabio Mamud, venido desde Levante, asegura que posee un fluido magnético que puede revivir muertos.  Ha pedido que se le proporcione un cadáver y hará una demostración.

--Eso me suena a magia negra o tal vez es un charlatán.  Posponedlo.  No, mejor encerradlo en la Bastilla para que no ande pasándose de listo.  ¿Qué más?

--Otro sabio, el matemático Walter von Tschirnhaus os presentara al nuevo correo.

--Ah, ¿von Tschirnhaus encontró un imbécil?  ¡Excelente!  Aseguraos de preparar un decreto de gioco (juego) para mandarlo a los interesados.  ¿Qué más?

--Finalmente, el maestro Paparoni os presentara su nueva ópera, Pancefalo y Clamidia.

--Interesante.  ¿En qué consiste esta ópera?

--Su alteza, esta toma lugar en Arcadia, por supuesto.  Pancefalo es un satiro que busca la mano de Clamidia, ninfa y princesa de Esparta.  Su padre, el rey Testosticles rechaza al bruto y en venganza Pancefalo se roba a Clamidia.  Esta, su dignidad agraviada, se suicida tirándose desde lo alto del Olimpo.  Es una ópera en tres actos.

--¡Magnifico!

--Ah, su alteza, Clamidia es madame Poufot, soprano, recién venida de Rheims, muy guapita según he comprobado.  Aparece desnuda durante toda la obra cual corresponde a una ninfa de Arcadia.

--¡Excelente!  Veremos entonces que tan bella es.  Si es de nuestro agrado, aseguraos que comparta esta noche mi lecho.

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