Friday, July 15, 2011

XLVI. La Huella de Rahu

Donde el Inquisidor, don Antonio de Montoya, hace una visita a Sor Juana

Convento de las Jerónimas – Cd. de Méjico – 1682

Dejad que os invite, lector, al convento jerónimo.  Claro, nosotros no podemos penetrar hasta los aposentos de Sor Juana (comodísimos por cierto, nada de camas de piedra como las locas de las Carmelitas Descalzas) pero no necesitamos hacerlo.  Entremos, entonces, hasta el salón donde Sor Juana suele hacer sus tertulias.  En una amplia mesa hay varios papeles de amate que la monja estudia con una lupa.  Junto a esta se encuentra doña Xochitl con un ábaco que maneja con gran prestancia.


--Creo que ya entendí, Xochitl –explico Sor Juana--.  Los antiguos mejicanos dividían el mundo en cuatro cuadrantes, dibujando una cruz a partir del punto en que se encontraba el observador.  Mi primer obstáculo era establecer cuál era el norte o punto cero.  Aceptare vuestra sugerencia que sería Polaris.

--Esa estrella es inmutable, Sor Juana.

--Tal parece ser, a simple vista.  Pero, dada la antigüedad de estas observaciones, no tenemos garantía de tal cosa.  En fin, por ahora no me ocupare si Polaris ha cambiado de posición o no.  Asumiré que Polaris era el norte para los antiguos mexicanos.

Una vez teniendo establecido esto creo que el primer glifo aquí implica a manera general la localización del observador. 

--En efecto, madre, el castillo aparentemente es Tolan, el sol indica Teotihuacan, el jaguar indica las tierras del mayab.  Hay muchas variantes del jaguar, una por cada ciudad maya.

--¿Tolan no era Teotihuacán?

--Aun los de la hermandad blanca no estamos seguros de ello.  Han pasado siglos.  Tolan se supone que era un lugar paradisiaco y el altiplano, usted lo sabe, puede ser seco y frio.

--Válgame Dios, Tolan era como la Arcadia de los griegos.  Bien, en tal caso el segundo glifo indica sobre que cuadrante se observa al astro.

--En efecto, madre, y solo he visto variantes de cuatro glifos, el jaguar, la serpiente, venado, y agua.  El jaguar seria el noreste, la serpiente el sureste, el venado el suroeste y el agua el noreste.

--Entonces esta observación, jaguar III, agua, indica que los datos fueron recabados en el sureste, en una ciudad maya, y que está en el cuadrante del agua, o sea el noreste, como se aclaro en el amate que descubristeis. 

--Aparentemente era un texto para entrenar astrónomos, Sor Juana, y estaba entre los archivos de los reyes de Huexotzingo.  Si no lo tuviéramos estaríamos perdidas.

--¿Qué os indica la fecha?

--Sor Juana, la fecha, según la cuenta larga, seria el 13 de septiembre del ano 628 de la era cristiana, a las 18:39 horas.

--Todavía batallo con usar esos números, doña Xochitl.  Gracias a Dios os tengo conmigo para interpretarlos.

--No es sencillo, Sor Juana, yo tengo años interpretando la cuenta larga y a veces batallo.

--Tan solo queda entonces saber a qué grados del eje norte sur está el astro.  Los antiguos dividían el cuadrante en veinte unidades y dentro de cada una habria veinte unidades y asi en intervalos cada vez mas pequeños.

Lo mismo se haría en la medición de la altura a partir del horizonte.  De este, que es el punto cero hasta directamente arriba del observador hay veinte unidades.  Así pues, Jaguar III, agua, con desviación 13-10, altura 8-16, el 13 de septiembre del ano 628 a las 18:39 horas podemos saber que se observo a…

--El glifo indica Venus, Sor Juana.

--Correcto, en tal lugar y a tal hora se observo a Venus en una ciudad maya representada por Jaguar III.  ¿Qué significa este glifo, doña Xochitl?

--Tlaloc, sor Juana.

--¿A qué planeta corresponde?

--Ah caray, me temo que a ninguno de los que conozco.

--¿Estáis segura?  ¿No es la luna o el sol o Marte o Venus o Jupiter o Mercurio o Saturno?

--No creo sor Juana, no.

--¡Rahu! –la monja se puso casi a saltar de gusto.

--¿Qué es Rahu, Sor Juana?

--El astro mas allá de Saturno, doña Xochitl.  Decidme, ¿que indica el glifo de la ciudad donde se le observo?

Xochitl inspecciono con lupa el amate antiquísimo.

--No indica ciudad.  Pero estoy casi seguro, madre, que es el glifo del Citlaltepec.

--¿El volcán?

--Si, Sor Juana.

Sor Juana medito por unos momentos.

--Es razonable, doña Xochitl.  Veréis, Rahu o Tlaloc es imposible de ver a simple vista.  Pero si ascendéis a una montana tan alta como el Citlaltepec y si tenéis un poco de suerte y las condiciones atmosféricas son perfectas, tal vez veréis una imagen tenue.  Os puedo asegurar que el que ascendiera el Citlaltepec encontraría restos de un observatorio antiguo en su cima.

¿Qué indica la fecha?  ¿Hay coordenadas?

Xochitl analizo el glifo de la fecha.

--Estimo que es el 6 de mayo de…seria 120 años antes del nacimiento de Cristo.  Y por lo que toca a la posición…es en la serpiente…pero me temo que la desviación no se puede ya leer.

--¿Y la altura?

--Es 8-5 Sor Juana.

--Xochitl, si los antiguos tenían la misma curiosidad que yo tengo habría mas de una observación de este Tlaloc.  Y para tal caso mandarían expediciones a observarlos desde las montañas más altas que tuvieran a la mano.

--¡Entiendo!  --dijo Xochitl entusiasmándose--.  ¡Buscare glifos que indiquen el Citlaltepec y otros volcanes!

--¿Tenéis mas de estos papeles, verdad?

--Si Sor Juana, cientos de rollos.  Datos no nos van a faltar.

--Decidme, ¿están bien resguardados?

--Hice traer las todas las observaciones astronómicas que habían en Texcoco pues se de qué pie su merced cojea.  Se encuentran ahora mismo, aquí, en la Ciudad de Méjico.

--¡Dios mío!  ¿Podría verlos?  En tres días comienza el mes y tengo la excusa perfecta para salir pues tengo que ir a cobrar unas rentas de propiedades del convento.

--Los papeles estan aquí cerca, en la calle de la moneda, en la yerberia.

--¡Perfecto! Sirve que me dais algo para mi muela.  ¡Santo Dios!  Esa es la yerberia que llaman “La Hermandad Blanca” ¿verdad?

--¡Sí! –se rio Xochitl. 

--¿Cómo?  ¿Acaso la Inquisición no ha sospechado?

--Si nos acechan, Sor Juana, pero a mí me conocen tanto en la corte como el arzobispado.  Ya vide que mi niño el Ruiseñor ahora le canta al arzobispo don Francisco.  Por el momento no creo que se atrevan a actuar contra nosotros.

--Entonces no hay tiempo que perder.  Con esas observaciones y el modelo de Kepler podría predecir la órbita de Rahu y luego confirmar esta con observaciones por medio del telescopio.  ¿Entendeis las implicaciones?

--¡Si! –respondio Xochitl--.  No solo validaría al señor Kepler sino que se vendría abajo todo el mecanismo sujeto por Tolomeo.

--Patrona –anuncio una moza--.  Tiene visita.

--¡Ah caray! –respondió Sor Juana.

Xochitl se apresuro a poner los papeles en unas bolsas de lona.

--¿Quién es María?

--Es el señor Inquisidor, madre.

--¡Hablando del diablo! –juro doña Xochitl mientras se hacía escasa.

--Idos mejor, doña Xochitl.  María, hazlo pasar.

Montoya entro en la sala.  Sor Juana respetuosamente le beso el anillo.  Xochitl ya se había escabullido con los papeles.

--¿A qué debo el honor, su señoría?

--Tan solo curiosidad, madre.  Vera, estaba leyendo este poema suyo.

--Ah, el Primer Sueño.  Es una cosa fatua, su señoría, no vale en realidad la pena.

--¿No?  Válgame Dios, para entenderlo he estado teniendo que tener a Ovidio a mi lado.  Y la rima, Sor Juana, solo le diré que he quedado anonadado.  He de confesar, soy su más ferviente admirador.

--Favor que me hace su señoría.  ¿Gusta un chocolatito o unos buñuelos?  Es mi receta.

--Se lo agradezco.  Vine porque tenía unas preguntas.  Me apena hacerlas, es la verdad, pero no puedo sino confesar mi ignorancia.

Sor Juana llamo a María y ordeno dos chocolates y buñuelos.

--Eso mismo hago yo todo el tiempo, su señoría.

--¿Perdón?

--Admito mi ignorancia.  Creo que es el primer paso para aprender algo.  Bien, ¿en qué os puedo servir?

--Me refiero a aclararme, os suplico, la misma entrada.  Desde ahí vuestro poema me confunde.  Leo: “Piramidal, funesta, nacida de la sombra de la tierra…”  ¿Qué implica?  ¿La sombra, es decir, como al ocurrir una eclipse?  Y la Diosa a la que os réferis, la de tres caras, ¿Quién es?

--Ah, su señoría, la diosa es Luna.  Y si, me refiero a la sombra que haría la tierra sobre esta si nuestro planeta estuviera entre la luna y el sol.  Básicamente, reseño la noche, su señoría.

--Ah sí, la luna, velut Luna, semper mutandis.  Ahora entiendo lo de sus tres caras.

--Aquí esta su chocolate, su señoría.  Y pruebe por favor estos buñuelos.  Dígame si no son en verdad “bocato di cardinale”.

--Gracias.  Ah, si, ¡son excelentes!  Decía yo, solo con Ovidio al lado he podido avanzar.  Vuecencia suelta alusiones a los clásicos como un perro suelta pulgas.

Sor Juana se rio.  Francamente, el hombre la ponía nerviosa.

--Mi educación es imperfecta, su señoría.  Los clásicos y los evangelios son mis muletas.

--Cierto, pero también lo fueron de San Agustín.  Y respecto a vuestra obra, cualquiera pensaría que este poema lo escribió Safo o alguna otra poetisa pagana.

--¡Santo Dios!  No me lo malinterprete, su señoría, es tan solo una fatuidad.  He escrito tantos villancicos, alabanzas, cantos, y demás obras para alabar a Dios que…

--¿Os habéis aburrido de ellos?

--¡Por mi alma, no!  ¿Cómo se podría uno aburrir de alabar al santísimo?  Creo que mi obra pía atestigua mi celo religioso.  Esto, como os dije, su señoría, es tan solo un ejercicio fatuo, una vanidad.  Si vos me lo recomendáis, hare penitencia y…

El inquisidor puso a un lado su chocolate.  Su semblante era molesto.  El inquisidor observo un papel de amate que había caído bajo la mesa.

--¿Qué es esto?

Sor Juana trato de controlarse.

--Ah, una de las reliquias esas que don Carlos encontró en Teotihuacan, su señoría.  Se le ha de haber olvidado aquí.

--Interesante.  Son escritos paganos.  Tal vez una alabanza al demonio Huichilobos.  ¿No cree Sor Juana?  Realmente don Carlos no debería andar escarbando en esos lugares.  Podría ser peligroso para su alma.

--¡Ja! –se rio Sor Juana con nerviosismo--.  Tiene usted razón, su señoría.  ¡Los mejicanos eran tan ignorantes!  Gracias a Dios esas supersticiones ya no existen desde que la palabra de Cristo les fue enseñada.

--En tal caso estos escritos entonces son de necios y blasfemos, ¿no cree Sor Juana?  Lo mejor sería destruirlos.

Sor Juana reconoció el glifo de Tlaloc en el papel.  ¡Eran observaciones de Rahu!

--Por favor, su señoría, tal vez solo sea una receta para rellenar guajolotes.  ¡Si viera usted que tan maravillosa es la culinaria indígena!  Usted tengo entendido que acaba de llegar a la Nueva España y no la ha de conocer.  Es más, le voy a preparar unos tamalitos y se los voy a mandar al Santo Oficio.

El inquisidor sopeso la reacción de la monja (esta estaba muy pálida). 

--Olvidad lo que os dije.  Olvidad esta conversación, ¿entendéis, hija de Apolo?  Por ahora me retiro.  Gracias, Sor Juana.

Y tal hizo el inquisidor, llevándose el papel de amate.

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