Saturday, August 27, 2011

IV. Aquiles y la Tortuga

(Paradoja atribuida a Zeno de Elea, c. 450 antes de Cristo)

Un día la tortuga reto a Aquiles a una carrera. 

--Si me dais tan solo unos metros de ventaja os podre ganar, --afirmó la tortuga.

--Bromeáis.  Yo soy Aquiles.  Soy el más grande guerrero en la tierra.  Soy tan rápido como el viento y mis piernas son como troncos.  Vos traéis a cuesta ese caparazón y sois lentísimo.  En fin, os seguiré la corriente.  Decidme, tortuga, ¿Qué tanta ventaja necesitáis?

--Tan solo unos diez metros, --explico la tortuga.

--¡Solo diez metros!  Seguro perderéis.  Eso yo los cubro en un suspiro.

--No.  No voy a perder.  Y os lo puedo demostrar muy fácilmente.

Aquiles se rasco la cabeza.  Se sabía superior físicamente a la tortuga pero sabía que esta era reputada por su sagacidad y hasta había confundido a los filósofos en el ágora de Atenas.

--A ver, convencedme si podéis –contesto Aquiles con algo de recelo.

--Suponed –comenzó la tortuga--, que me dais la ventaja de los diez metros.  ¿En cuánto tiempo los recorreréis?

--¡En segundos!

--¿Y cuanto tiempo mas pensáis que habré avanzado en ese intervalo?

--Tal vez un metro, si os esforzáis y sudáis mucho.

--Bien, en tal caso nos separara un metro.  ¿Qué tan rápido cubriréis esa distancia?

--Otra vez, ¡en segundos, a lo más!

--Y en ese tiempo yo habré caminado, pues casi no puedo correr como vos, un poco mas de distancia, ¿verdad?

--Si.  Así supongo.

--Y cuando vos habréis recorrido esa distancia yo habré caminado otro trecho mas.

Aquiles se quedo callado.

--O sea, en cada intervalo que os aproximáis a mi yo me habré adelantado mas.

--Según tu argumento tal es cierto.

--Es decir, mi buen Aquiles, que vos nunca podréis alcanzarme.

Aquiles se rio y le concedió la victoria a la tortuga

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